
Ella me decia, que los ni~os, debian estar en cama y durmiendo antes de las doce de la noche, pues a partir de las doce, las animas, los fantasmas y seres malignos, paseaban por el pueblo e ingresaban a los hogares a molestar a quien estuviese despierto.
Me conto que en una ocasion, ella estaba con sus primos y el reloj habia dado las doce. Se escuchaba un barullo que se iba acrecentando en la calle. Ellos pensaban que era una especie de protesta, pero cuestionaron la hora. Se asomaron a la ventana y vieron una serie de personajes vestidos con trajes sucios y sus rostros reflejaban dolor y miseria. Se asustaron muchisimo, hasta que una tia, les dijo que no se asustaran, que seguramente eran animas, y que simplemente debian abrir una tijera hasta que adoptara la forma de una cruz, que encendieran las luces y que sellaran las ventanas con tijeras dispuestas a manera de cruz o cualquier otro objeto de metal. Pero mejor que todo eso, era que se metieran en sus camas y que se durmieran. Todos corrieron a buzcar objetos de metal, especialmente tijeras para ponerlos bajo sus almohadas, y la noche conluyo tranquilamente.
Desde esa vez, me asegure de tener siempre un par de tijeras y una lampara cerca, por si me despertaba despues de las doce.
Enlaces:
La calle de las animas
Cuento: Las animas
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