Pasillos

Por estos pasillos, por los que camine cientos de veces, corria de ni~o a encontrarme con mi papa luego de salir del colegio... -nos contaba mi esposo, con notoria emocion. Mi suegro debe haber hecho muchas cosas correctas, pues el cari~o entra~able y respeto que mi esposo siente por el, son no unicamente admirables, si no hasta cierto punto envidiable.

Mi hijo menor lo escucha con atencion, y se imagina ver al abuelito corriendo con papeles en mano, atendiendo labores judiciales, y siendo la autoridad en este edificio. Mi suegro no solo se gano el respeto y cari~o de sus hijos, si no tambien, el de sus nietos y el de mucha gente que lo conoce, al menos asi parece ya que he sido testigo casual de encuentros entre mi suegro y gente que lo ha conocido.

Pero lo que mas llena mi corazon de ternura en toda esta historia, es la increible nostalgia con la que mi esposo cuenta a mi hijo sobre aquellos encuentros. ...Y aqui nos tomabamos un jugo juntos... -continua. Mi hijo observa las sillas vacias y vuelve a imaginarse al abuelito, descansando un brazo sobre los hombros peque~os de su padre, haciendo un parentesis en su ocupadisimo dia para dedicarselo a su hijo. Una bella historia que comienza con un encuentro amoroso en los pasillos de la corte de la ciudad de Trujillo.