En los últimos años de mi vida, me he enfrentado a múltiples cambios. Algunas veces, estos cambios no han sido muy sencillos que digamos. En ciertas oportunidades las cosas se han complicado y es aquí, en donde siento que debo refugiarme en algo, en alguien, y encuentro consuelo en la oración. Solo pido un poco de paz en el corazón para poder pensar tranquilamente. Y parece ser que la paz llega, pero con esta paz, llegan también visitas inesperadas.
Llega en
forma de extraños que de alguna manera hacen o dicen cosas que resuelven mi
momento de angustia. Regularmente recibo
el apoyo emocional que necesito de los que están cerca, pero a veces no puedo
evitar el sentirme sola y es aquí que me veo sorprendentemente bendecida.
Hoy conocí
un ángel que come tacos, es mexicano.
Habla un castellano diferente al mío, pero de alguna manera ha logrado
calmar mi angustia de manera muy respetuosa y atenta. Es el mecánico
del auto de mi hijo.
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