Hace algunas semanas llevamos a mi hija al mercado, y no fue hasta que la encontre examinando curiosamente a los pollos que yacian en un mostrador que me puse a pensar en lo que ella estaria imaginando. Cuando era chica, acompa~aba a mi mama a la tienda de la pollera, a escoger un pollo vivo, para que ella luego, lo 'preparara', y posteriormente entregarnoslo en un paquete, tibio, y suave. Yo recibia el paquete y lo metia al bolso de mi mama. No me gustaba ir a la tienda de Carola, la pollera. El lugar olia a muerte.
Pero luego, al ir a casa, y de tener enfrente un buen estofado, ya ni me acordaba del espectaculo del que habia sido testigo mas temprano. Hoy, no creo que concientemente lleve a mi hija a un lugar, asi. No podria, y yo? No soy vegetariana aun, pero verdaderamente, no puedo tolerar en pensar en como llega esa pechuga tierna a mi plato. Asi que cada vez mas, me gustan los vegetales.
No comments:
Post a Comment