Hoy he
decidido preparar nuestro tan reconocido Lomo Saltado, y como es de esperarse,
mis hijos, intoxicados por el olor de la res cocinándose con las cebollas y el
tomate, marchan uno a uno por la cocina preguntando si ya está el almuerzo listo. Aun le faltan quince minutos de amor, y el
arroz aun no está listo. Ellos esperan y
se relamen.
Ahhhh Perú, hoy he logrado recrearte en un plato de comida. La esencia de tu cultura, hoy, se las puedo ofrecer a mis hijos en un plato. Mañana será una historia de Valdelomar y luego una foto del recuerdo en el valle de Chilina, Arequipa. Mis hijos nacieron en Norteamérica, pero su corazón late al ritmo de un tondero. Es un domingo perfecto.
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